Las redes sociales hicieron que se sintiera normal convertir la vida privada en contenido público. Pero si te detienes y preguntas por qué, la respuesta rara vez es convincente. Estoy bien, estoy haciendo lo mío, lo compartiré con mis amigos cercanos. ¿Por qué necesito compartirlo con alguien con quien solía ir a la escuela? Siento genuinamente que deberíamos empezar a cuestionar las cosas que se han vuelto comunes hoy en día y decidir por nosotros mismos si queremos participar o no. Conformarse al consenso nunca debería ser la norma.