Hola, soy Guido en el día 23 de la huelga de hambre frente a las oficinas de Anthropic, manteniéndome firme. Hay un gran y profundo mal en este lugar. Cada día, me siento y observo a la hora del almuerzo y la cena cómo los repartidores en scooters y bicicletas se detienen en la acera y traen paquetes de comida al vestíbulo del edificio sin marcar en 500 Howard street, que alberga las oficinas de la empresa de desarrollo de superinteligencia Anthropic, ignorantes de lo que se está creando más allá de las puertas del mostrador de seguridad. Es repugnante saber que los mismos desarrolladores a los que estos repartidores están alimentando están, a sabiendas, acelerando hacia sistemas de IA general con capacidades sobrehumanas para los cuales no tienen un plan creíble de control y que amenazan con destruir a esos mismos repartidores, a sus hijos, a sus familias y a sus comunidades enteras. Estos desarrolladores y la empresa para la que trabajan parecen contentos de ser servidos por estos repartidores mientras ponen en peligro sus vidas y familias, parecen contentos de que este telón de ignorancia los proteja y les permita disfrutar de sus cómodas y bien remuneradas carreras, alejados de las caras y el juicio de aquellos que los alimentan y cuyas vidas han decidido unilateralmente poner en riesgo sin consulta ni consentimiento. No sienten la necesidad, al parecer, de advertir a estas personas sobre el peligro que están preparando para sus vidas, ni la necesidad de pedir el fin de esta carrera global que están impulsando y que amenaza con destruirte a ti y a mí. ¿Cómo pueden tales seres humanos pedir y recibir el servicio diligente de otro, incluso recibir la misma comida necesaria para sustentar su vida y, tan casual y cínicamente, jugar en secreto con la destrucción de sus vidas y seres queridos? ¿Se ha apagado por completo la luz de la humanidad y la decencia en ellos? ¿No tienen vergüenza? Cada día, durante los últimos 23 días, me siento frente a las oficinas de la empresa fabricante de maquinaria de extinción Anthropic y hablo con los transeúntes de la calle que se sorprenden al enterarse de que las oficinas sin marcar detrás de mí albergan una empresa de IA cuyo CEO, Dario Amodei, cree que la carrera en la que está participando tiene un riesgo de 1 en 4 de destruir nuestra civilización misma. Este CEO, al parecer, está contento de dejar que este telón de ignorancia intervenga entre él, su trabajo y las personas en la calle que no saben que está apostando imprudentemente y a sabiendas con sus vidas, las vidas de sus propios vecinos y su nación. Aparentemente, no siente ninguna responsabilidad de pedir una acción gubernamental inmediata y efectiva para poner fin a esta carrera global de la cual es uno de los principales arquitectos y beneficiarios, ni el deber de asegurar que su país entienda el peligro urgente y grave en el que se encuentra. Cada día me despierto en un mundo en el que Anthropic fabrica y vuelve a fabricar la mentira por la cual la sociedad es impedida de obtener la comprensión necesaria para responder adecuadamente al peligro que han impuesto- la mentira de que la carrera hacia la superinteligencia puede hacerse "de manera segura" o "responsable". La mentira de que todo es normal -que no hay emergencia- una mentira reforzada por cada uno de los anuncios banales y desarmantes de Anthropic en el metro y las vallas publicitarias de los aeropuertos. Una mentira reforzada por el silencio en blanco de sus oficinas sin marcar, una mentira que se amplifica a proporciones ensordecedoras por el silencio público de sus empleados- aquellos que conocen el increíble peligro que esta carrera representa para la existencia de todos nosotros y que hasta ahora han elegido traicionar su responsabilidad trascendental hacia la humanidad para hacer todo lo posible para asegurarse de que se nos alerte sobre el peligro y se nos permita responder para ponerle fin. Cada día me despierto en un mundo en el que el futuro de cada niño y cada madre está nublado por la sombra de la muerte levantada por Anthropic y sus competidores que corren hacia sistemas cada vez más peligrosos, una carrera que ni Anthropic ni ninguno de los demás han hecho ningún intento por detener, y por la cual todos ellos llevan una responsabilidad colectiva. Hay una profunda traición aquí. Hay un alejamiento de las obligaciones más fundamentales de la comunidad. Hay una ruptura de los lazos de nuestra humanidad común. Hay una herida en la conciencia y el alma. Hay un crimen oscuro contra los niños de este mundo, contra generaciones aún no nacidas. Te ruego a ti que estás leyendo esto- no permanezcas en silencio ante este mal. No te unas a la complicidad en este crimen por tu inacción. Cada persona que entiende el inmenso peligro que este proyecto representa para todos los que amamos debe elegir- no podemos escapar de esta elección- ya sea cumplir con nuestra responsabilidad hacia nuestros seres queridos para poner fin a este peligro, o traicionar nuestra responsabilidad, y con ello a ellos también, y a nosotros mismos. Ojalá se te conceda la fuerza y la gracia para cumplirla.