La IA presenta una amenaza fundamental para nuestra capacidad de utilizar encuestas para evaluar la opinión pública. Los actores malintencionados que pueden infiltrarse en los paneles pueden alterar encuestas electorales reñidas por menos del costo de un café de Starbucks. Los modelos también inferirán y confirmarán hipótesis en experimentos. Los controles de calidad actuales fallan. Tiempos oscuros para el trabajo de encuestas.