El verdadero superpoder es entrar en habitaciones llenas de personas que quieren que fracases y realmente esperar que todos ellos ganen. Crea un campo de distorsión de la realidad que no pueden procesar porque toda su personalidad está construida sobre el resentimiento y tú acabas de aparecer irradiando buena voluntad como una especie de psicópata. Ellos esperan una pelea y tú simplemente... ¿los bendices? Les corta el circuito del cerebro. Mientras tanto, tú operas en una dimensión diferente donde su odio es solo ruido de fondo y estás demasiado ocupado deseando cosas buenas para todos como para notar que se supone que debéis ser enemigos.