China está desmitificando la idea de que el emprendimiento y la innovación solo pueden prosperar en una economía orientada al libre mercado. Hay un floreciente sector privado en China que juega un papel clave en impulsar la innovación y el emprendimiento del país. Sin embargo, el estado —no el capital— controla en última instancia la dirección de la inversión en China. El estado —no el capital— ha formulado políticas industriales estratégicas para convertir a China en una potencia global en tecnología de energía limpia, electrónica y procesamiento de tierras raras. El estado —no el capital— controla el sector financiero y las alturas dominantes de la economía. No es una exageración decir que China ahora se erige como *el* ejemplo principal de una economía en la que el emprendimiento y la innovación pueden prosperar, mientras que la inversión se guía simultáneamente de acuerdo con los objetivos nacionales a largo plazo.