No hace muchos años, nos habrían sacado de la cama hace tres horas los niños emocionados. Ahora solo estoy yo y el perro despiertos, mientras los demás siguen durmiendo. Jóvenes padres, sé que es duro cuando los niños entran a las 4:30 a.m. gritando "¡Santa estuvo aquí!", pero lo echarán de menos.