Tres pensamientos sobre el discurso: 1. Tenemos más poder para influir en las opiniones de nuestro lado político o cerca de él que en el otro lado. Es nuestra responsabilidad hacerlo cuando nuestro lado está equivocado o es extremo. 2. Sumergirse públicamente en las cosas más extremas y viles dichas por relativamente nadie del otro lado es tóxico. Es indignación. Impulsa la polarización. Corroe el discurso. Deja de hacerlo. 3. Elevar las voces y declaraciones más razonables del otro lado es noble y una de las mejores cosas que podemos hacer para aumentar el entendimiento mutuo y encontrar formas de unirnos nuevamente. @waitbutwhy - Pensando en ti y en tu libro más reciente mientras escribo esto.