Soy un hombre sencillo. Simplemente no quiero que una startup privada del Área de la Bahía enormemente poco rentable y con una posición legal incierta raspe mis transacciones con tarjetas de crédito, mensajes privados, preferencias de entretenimiento y, básicamente, la mayoría de las decisiones minuto a minuto que podrían construir colectivamente el modelo más completo de mí como ser humano que jamás se haya construido, a cambio de una experiencia web más lenta y menos confiable que la que ya tengo