No. La mochila es mi funda. Su espada, mi MacBook, tiene más Excalibur hecho por el rey y magia que la varita de saúco. Es una pieza Bauhaus digna de un MoMA fresada por robots pulpos a partir de un bloque de metal. Me encanta cómo atrapa el sol. Todos los días entramos en supercomputadoras del tamaño de Central Park, inclinamos naves espaciales en órbita para localizar alimentos, examinamos 1000000 bibliotecas alejandrinas ... Traigo mi mochila al parque sin pensar en el trabajo, ¿dejaría mis manos en casa?