Los amotinados judíos en Judea y Samaria dañan al Estado de Israel, deshonran el judaísmo y causan daños al proyecto de asentamientos. No somos nosotros. No son el Estado de Israel. Las FDI, el Shin Bet y la Policía de Israel deben actuar con decisión y firmeza para detener esta oleada de destrucción, que también va dirigida contra nuestros soldados y policías.