Uno de los trucos que aprendí trabajando en Google es una forma muy sencilla de asegurarte de que tu interfaz se sienta acorde con tu marca: Empieza por el color principal de la marca. Digamos que es azul. Creas una paleta de tonos azules desde claro hasta oscuro, casi blanco y casi negro, todo con un tinte azulado. El texto no es solo blanco puro. Es de un azul muy claro. El fondo no es negro puro. Es de un azul muy oscuro. Al usarlos en los elementos centrales, se crea una sensación de marca casi imperceptible pero presente a través de la interfaz. Funciona especialmente bien para interfaces de trading donde los colores positivo/negativo pueden dominar fácilmente, dificultando incorporar tu marca sin que resulte chocante. Esta técnica funciona perfectamente para cualquier producto e industria.