ABC News plantea una pregunta que pronto todos los gobiernos tendrán que afrontar. Los robots humanoides no son empleados, son activos. No ganan salarios, no votan y no pagan impuestos. Pero sí realizan trabajos que antes pertenecían a los humanos. El informe profundiza en la próxima crisis política. Si los robots requieren más trabajo, ¿quién financia los sistemas sociales basados en los impuestos sobre la nómina? ¿Gravamos a los propios robots, a las empresas que los despliegan o a la productividad que generan? ¿Y cómo diseñáis la RBU en un mundo donde la mayor parte del trabajo lo hacen máquinas que nunca salen del horario laboral? Los humanoides no son solo una historia tecnológica. Rompen los supuestos que están en el núcleo de la economía y la democracia modernas. Si el trabajo es cada vez más propiedad en lugar de empleado, todo el contrato social necesitará una reescritura.