Sega invirtió 5 millones de dólares en Nvidia en 1996, convirtiendo el último pago de un contrato fallido para desarrollar un chip gráfico para la consola Sega Dreamcast. Sega vendió sus acciones poco después de que Nvidia saliera a bolsa, logrando un retorno de 15 millones de dólares—un retorno de 3 veces en unos cuatro años. Jensen dice que si Sega hubiera mantenido su inversión, hoy valdría alrededor de un billón de dólares. Historia épica.