En la ventosa frontera norte del Imperio Romano, el fuerte romano de Housesteads se erige como una mirada notablemente conservada a la vida militar antigua. Construido alrededor del año 122 d.C. durante el reinado del emperador Adriano, este fuerte formaba parte de la red defensiva a lo largo del Muro de Adriano, construida para marcar y proteger el límite del imperio en Gran Bretaña. Entre sus restos más fascinantes se encuentran los letrinas comunales—instalaciones de piedra y sorprendentemente sofisticadas que reflejan las prioridades romanas de higiene y practicidad, incluso en puestos remotos. Los letrinas estaban estratégicamente situados en el punto más bajo del fuerte, lo que permitía evacuar los residuos de forma eficiente mediante un sistema de drenaje alimentado por agua de lluvia o pequeños acueductos. El diseño incluía bancos de piedra con aberturas en forma de cerradura y un comedero compartido para limpiar esponjas, evidencia del enfoque comunitario de los romanos hacia la sanidad y su avanzada ingeniería. Es un ejemplo raro e intacto de saneamiento romano, que ofrece una visión invaluable de la vida cotidiana de los soldados allí destinados. Hoy en día, Housesteads es considerado el fuerte romano más completo de Gran Bretaña, y sus letrinas están entre las características mejor conservadas. Aunque han pasado siglos, la mampostería sigue insinuando las rutinas de quienes vivieron y sirvieron en el límite del imperio. Estos restos nos recuerdan que la influencia romana no solo se extendía a través del poder militar, sino también de la infraestructura, la disciplina y una sorprendente atención a la limpieza incluso en las condiciones más duras. #archaeohistories