Una buena eficiencia laboral requiere evitar la fatiga de decisiones. Cada pequeña decisión, qué comer, a qué hora salir, planes para el fin de semana, todas consumen energía. Por eso no uso transporte público, no cocino ni limpio, y no me ocupo de cosas aburridas. En esencia, mi cerebro se resiste a estas cosas. Y hay una cosa que consume especialmente y que muchos suelen ignorar: las notificaciones y mensajes del teléfono. Por eso, en el trabajo solo respondo los mensajes de mayor prioridad. He eliminado Facebook, Instagram y YouTube, y dedico la energía de mi cerebro a una o dos cosas que realmente valen la pena. El resto del tiempo lo dedico a hacer ejercicio y a pasar tiempo con mi novia, familia y amigos. Por supuesto, hay personas que son muy molestas, que aprovechan mis momentos de ocio para colar de repente cosas del trabajo. No puedo escapar de eso 😂 Por supuesto, esto no se puede aplicar a todos. Si la naturaleza de tu trabajo depende mucho de las transacciones y las relaciones, entonces deberías poner el fortalecimiento de las relaciones interpersonales y la comunidad como tu máxima prioridad. Las cosas triviales que ahorras son solo nubes pasajeras. Distribuir racionalmente la atención es la clave para maximizar tu energía, mientras vives como si estuvieras jubilado.