Los resultados de Nvidia se han convertido en un pivote macro para todo el mercado.
Cuando NVDA supera y guía al alza, las expectativas de liquidez mejoran y el sentimiento tecnológico (y de riesgo) se fortalece.
El BTC responde de forma indirecta pero constante, estabilizándose o rebotando en un plazo de 24–72 horas.
Cuando Nvidia decepciona, aumentan los temores de liquidez y el riesgo se agota el apetito.
BTC no reacciona a los beneficios en sí, sino al impulso de liquidez que hay detrás.
¿Qué sigue?
La divergencia actual nos indica que un dato débil de NVDA podría provocar una caída en BTC, un escenario para el que los alcistas ya se están preparando. Mientras que un buen ritmo podría marcar el inicio de una fuerte recuperación para reducir la diferencia.
La oferta de los titulares a corto plazo en pérdidas se ha disparado hasta niveles de capitulación consistentes con formaciones de fondo anteriores.
En cada ciclo, estos picos marcan un estrés extremo y aparecen justo antes de los mínimos a medio plazo.
No obstante, no hay pánico de ventas por parte de los STHs en la ecuación.
Esta configuración señala una ventana de fondo que aún está abierta, no el inminente inicio de un mercado bajista más profundo, todavía no.
Bitcoin, ¿cuál es el plan?
El impulso de Bitcoin se sitúa en un agotamiento a nivel de ciclo.
Aquí es donde se forman los fondos, no donde empiezan los brotes.
Además del 10 de octubre, el reinicio anterior del impulso fue durante la formación inferior en el primer trimestre.
Recuperar entre 97.000 y 98.500 dólares convierte el impulso en constructivo; si no lo haces, tienes el control total.