El arte, como las ciencias sociales, tiene tres deberes. Primero: desplegar controversias. El gran arte no calma, expone disputas, invita a nuevas voces al marco. Segundo: estabilizar las incertidumbres. Los formatos, estilos y exposiciones dan forma al caos, haciendo que lo invisible sea rastreable. Tercero: componer el colectivo. El arte nos reúne, renovando el frágil sentido del "nosotros" a través de la imaginación compartida. Bruno Latour nos recuerda: la cultura no es una "sociedad" abstracta. Es una red de conexiones sorprendentes, cada obra de arte es un mediador, nunca solo un objeto.