La mayoría de los inversores de riesgo se pueden agrupar en (1) aquellos que creen que lo que hacen es un proceso explicable e interpretable, y (2) aquellos que creen que lo que hacen es una caja negra no replicable más parecida a la magia. El segundo grupo se puede dividir en (a) aquellos que afirman que ese es el caso con fines de marketing (para parecer insustituibles o para evitar dar a conocer su proceso a los competidores), y (b) aquellos que realmente lo creen y operan su negocio de esa manera. Ese último subgrupo es, con mucho, el más raro y también el más interesante.