Cuando estás construyendo una comunidad, hay algunas cosas en las que realmente deberías pensar si quieres que funcione a largo plazo. Construir una no es fácil. Es práctico, es constante y requiere mucha energía, por lo que tu trabajo es facilitarlo para ti y para las personas que están dentro. Cuanto más claro seas sobre por qué existe tu comunidad, mejor será la energía. Comienza con tu propuesta de valor. Intenta explicar en una sola frase simple qué obtendrán las personas al ser parte de ella y por qué deberían unirse en primer lugar. Luego, después de tener eso claro, elige tus pilares de valor. Hay 4 principales: Ayuda: Un espacio para que las personas pregunten, compartan problemas y obtengan respuestas/ayuda reales. Acción: Sprints, bootcamps, desafíos, cualquier cosa que haga que las personas se muevan y actúen. Aprendizaje: Enseñanza, talleres, conocimientos, cualquier cosa que brinde a las personas nuevas habilidades o conocimientos. Conexión: Un espacio para conocer personas, hacer networking y construir relaciones reales. Puedes mezclar algunos de ellos, pero tu propósito siempre debe ser claro. Por ejemplo, las comunidades de juegos suelen tocar los cuatro de manera natural. La mejor señal de que tu comunidad va por el buen camino es si sigue funcionando incluso cuando no estás allí.