Las palabras que suenan agradables son más fáciles de recordar, muestra un experimento con pseudopalabras | Universidad de Viena ¿Qué palabras consideramos bellas? ¿Y las palabras que suenan bellamente se quedan mejor en la memoria? Un nuevo estudio dirigido por la lingüista Theresa Matzinger de la Universidad de Viena sugiere que la composición fonémica de las palabras influye en cuán bellas las percibimos y en cuán bien las recordamos. Los hallazgos se publican en la revista PLOS One. Mientras que palabras en inglés como harmony, lullaby o melody suenan suaves y agradables para muchos oídos, drudge, blunt o moist tienden a ser percibidas como duras o desagradables. Durante mucho tiempo, los investigadores han especulado sobre por qué algunas palabras evocan placidez mientras que otras suenan desagradables. Sin embargo, hasta ahora, no estaba claro si realmente encontramos el sonido en sí bello o si nuestra percepción de la belleza está principalmente moldeada por el significado de una palabra. Un nuevo estudio dirigido por Theresa Matzinger abordó esta cuestión con un método novedoso: los investigadores probaron pseudopalabras artificiales sin significado (por ejemplo, clisious, smanious, drikious) por sus cualidades sonoras estéticas. Esto les permitió, por primera vez, examinar cómo los sonidos por sí solos, independientemente del significado, influyen en la percepción. El equipo también investigó si las cualidades estéticas de los sonidos afectaban la facilidad con la que se podían aprender las palabras. La eufonía influye en lo que recordamos Para el estudio, 100 participantes de habla inglesa escucharon y vieron varias pseudopalabras que habían sido deliberadamente diseñadas, basándose en descripciones anecdóticas anteriores, para sonar "atractivas", "neutras" o "poco atractivas". Primero, se pidió a los participantes que aprendieran y memorizaran las palabras; más tarde, se les pidió que las recordaran. Finalmente, calificaron cuán bellas encontraban cada palabra. "Encontramos que las palabras que los participantes recordaban mejor eran también las que calificaban como más bellas, pero estas no siempre eran las palabras que nosotros, como investigadores, habíamos diseñado originalmente para ser las más bellas", explica Matzinger. Por lo tanto, los estudios previos sobre la belleza de las palabras probablemente estaban fuertemente influenciados por el significado de las palabras, lo que pudo haber eclipsado las cualidades estéticas de los sonidos. Los resultados apuntan a una relación estrecha entre la belleza fonética y la memorabilidad. "Si recordamos las cosas mejor porque las encontramos bellas, o las encontramos bellas porque podemos recordarlas más fácilmente, sigue siendo una pregunta abierta", dice Matzinger. También es posible que ciertas combinaciones de sonidos se sientan más familiares porque ocurren con frecuencia en el idioma nativo de uno, y que esta familiaridad las haga tanto más estéticamente agradables como más fáciles de recordar, similar al efecto de melodías familiares en la música. Implicaciones para el aprendizaje de idiomas, publicidad y cambio lingüístico El estudio ofrece nuevas perspectivas sobre la percepción estética y la capacidad de aprendizaje del lenguaje. Estos vínculos pueden tener implicaciones para el aprendizaje de idiomas (extranjeros), estrategias de marketing e incluso el cambio lingüístico a través de generaciones. "Ciertos patrones sonoros pueden persistir en los idiomas porque suenan agradables, mientras que otros pueden desaparecer porque los encontramos menos atractivos", especula Matzinger.