Muchos líderes empresariales en particular caen en la trampa de intentar un ambos lados ilustrado porque su reflejo es gestionar el riesgo a la baja y mantener el atractivo más amplio posible. El mundo en el que esa era una estrategia viable ya no existe realmente. Lo que termina sucediendo es que alienas a todos porque indica que no defiendes nada. Es mejor tener algo de coraje en su lugar.