Si realmente te importara tu salud, siempre seguirías a tu corazón. Porque cuando no lo haces, te ves obligado a imaginar cómo sería la vida si lo hubieras hecho. Ningún ejercicio, dieta o suplemento será jamás lo suficientemente poderoso como para revertir los efectos de una mente que se piensa a sí misma hasta la muerte