Creciendo, estaba muy interesado en la aviación. Hay un concepto que aprendí llamado el punto de no retorno. En una pista, hay un cierto punto donde debes alcanzar la velocidad de despegue. Si no lo haces, no tienes suficiente espacio para desacelerar. Te estrellas. Mucho de lo que sucede durante el despegue es el piloto trabajando para llevar el avión a esa velocidad. Tienes todos estos sistemas trabajando para asegurarse de que suceda, y tienes el control de la torre guiándote para acelerar. Los negocios son lo mismo. Necesitas una cierta velocidad, un cierto impulso, para realmente despegar. Pero a diferencia de la aviación, no hay control de torre. Nadie te dice: "Acelera o te vas a estrellar." Por eso me gusta estar en Dubái. La ciudad te da puntos de referencia. Puedes ver qué tan rápido se mueven otras personas y comprobar si estás manteniendo el ritmo. El emprendimiento es como despegar de noche sin luces y sin instrumentos. Si al menos puedes ver otro avión a tu lado, sabes si vas demasiado lento y necesitas acelerar. Por ejemplo, conocí a un tipo el año pasado cuyo negocio era la mitad del tamaño del mío. Hoy, el suyo es el doble de grande que el mío. Yo también crecí, pero verlo me obliga a preguntar: ¿qué hizo él de diferente? ¿Dónde estoy quedándome atrás? Eso es lo que Dubái te ofrece, recalibración constante. Para aquellos que solo quieren construir un pequeño negocio, cualquier ciudad funciona. Pero si quieres jugar en grande, necesitas puntos de referencia. Necesitas estar rodeado de personas que te obliguen a acelerar.