La situación en torno al DAO de @aave muestra claramente, en mi opinión, que 2026 tiene el potencial de convertirse en el año de la transformación de tokens a acciones, impulsada en gran medida por un entorno regulatorio más favorable en EE. UU. (En muchos aspectos, esto refleja lo que @centrifuge y @caesar_data ya están comenzando a implementar) 👉 Porque… los protocolos exitosos casi siempre se enfrentan a los mismos problemas estructurales 👇 Cuanto más aumenta la abstracción, a través de bóvedas, enrutamiento y automatización, más valor se desplaza hacia la capa de producto, es decir, la interfaz. Y todos entienden hacia dónde fluirá realmente el dinero: a través de la aplicación, si se materializa la adopción masiva. Lo que a menudo es problemático en estas historias económicas basadas en tokens es la falta de claridad. Los flujos de valor tienden a estar deliberadamente difuminados, lo que dificulta que los tenedores de tokens planifiquen y evalúen adecuadamente su exposición económica. Esa es precisamente la razón por la que los tokens necesitan evolucionar hacia instrumentos similares a acciones, con un marco económico claro, y por qué una parte de esa equidad debería ser asignada a quienes construyen y operan la aplicación. Pero necesitamos dejar de pretender que ambos modelos pueden coexistir indefinidamente. No se puede jugar a dos bandas, capturando valor a nivel de producto mientras se mantienen las expectativas de los tenedores de tokens, y esperar que no se rompa la confianza. No se puede tener todo y comerlo también.