Fred Smith leía 4 horas al día. Todos los días. Periódicos, revistas, libros sobre gestión, revistas sobre tecnología e historias del comercio estadounidense. “Particularmente información sobre el cambio”, explicó, “porque del cambio surge la oportunidad.” Leer es un truco para los excepcionales. Charlie Munger lo expresó mejor: “En toda mi vida, no he conocido a personas sabias que no leyeran todo el tiempo—ninguna, cero.” Smith llevó esto más allá. No solo leía. Sintetizaba. “El rasgo común de las personas que supuestamente tienen visión es que pasan mucho tiempo leyendo y recopilando información, y luego la sintetizan hasta que se les ocurre una idea.” Este constante consumo de información convenció a Smith de que Federal Express necesitaba evolucionar o morir. “La información sobre el paquete es tan importante como el paquete mismo”, seguía diciendo. Sus ejecutivos pensaban que se refería a un mejor seguimiento. Smith se refería a algo más grande. No solo era un lector, sino que era un maestro en la gestión del tiempo. Debido a que estaba constantemente leyendo y trabajando, estaba al tanto de todo, lo que le permitía procesar la información casi de inmediato. Nunca tenías que esperar a que él decidiera.