Esto es increíble: Un multimillonario una vez entró en una subasta de Christie’s vestido con una sudadera con capucha y una gorra de béisbol. No pujó por ninguna pieza, solo se sentó en la parte de atrás, observando en silencio. Después de la subasta, se acercó al dueño de una pequeña pintura que no se vendió. "¿Te importa si la tomo como oferta inicial?" preguntó. El hombre accedió, agradecido de al menos recuperar lo invertido. Dos días después, el multimillonario llamó a Christie’s nuevamente. Les pidió que relistaran la misma pintura, pero a su nombre como el propietario anterior. Esta vez, la pieza se vendió por 11 veces el precio. Cuando le preguntaron por qué, dijo: "El valor nunca es intrínseco. Se infiere de quién lo toca." No dio la vuelta a una pintura. Dio la vuelta a la percepción. ¿El hombre? Bernard Arnault. Hay mucho que aprender al construir un producto, la mitad del problema no es el producto en sí, sino cómo se percibe.