Este argumento le da la vuelta a la responsabilidad moral. Una empresa no "debe" a alguien un salario que cumpla con su estilo de vida personal o con el "nivel de vida" definido por el gobierno. Les debe lo que voluntariamente acordaron trabajar. Si un trabajador acepta el trabajo, ambas partes lo han juzgado beneficioso. Eso es comercio, no explotación. El verdadero subsidio no es para la empresa sino para el trabajador, ya que SNAP transfiere riqueza de los contribuyentes a alguien que no ha ganado lo suficiente según los estándares del mercado. Eso no es culpa del empleador. Es el estado que interviene para distorsionar las señales del mercado. En todo caso, el bienestar permite a las empresas pagar salarios más bajos porque el gobierno interviene para llenar el vacío. Sin asistencia social, los salarios aumentarían donde la mano de obra es escasa, o la gente se trasladaría a trabajos o industrias mejor remunerados. Así que no, los contribuyentes no están "subsidiando las ganancias". Están subsidiando la dependencia y el control político.