Todas las noches corro de 4 a 7 millas. No porque queme grasa. No para ponerse en forma. Pero para mantener mi mente estable. Me gusta estar tranquilo. No me gusta estar enojado. Me gusta que mi mente se pregunte. Odio los pensamientos repetitivos. Una hora de millas constantes proporciona esto. Todas las mejores lecciones de la vida riman con la resiliencia, y correr es la encarnación perfecta de ese rasgo (o ser fanático de los Jets). Estas últimas semanas han sido una verdadera prueba, y correr ha sido mi casco de seguridad emocional. Lo recomendaría.