Así que dejé el azúcar durante una semana solo para ver qué pasaba. Los primeros dos días fueron terribles. Dolores de cabeza, no podía concentrarme, quería comer todo lo dulce a la vista. Honestamente, me sentía peor. Pero alrededor del día tres o cuatro, las cosas empezaron a cambiar. Mi mente se sentía más clara. Como si realmente pudiera pensar en las cosas sin distraerme cada dos minutos. Al final de la semana, la diferencia era obvia. No más caídas por la tarde donde simplemente me desconecto. No más leer la misma cosa cinco veces porque mi cerebro no lo procesa. La energía se mantuvo constante durante todo el día. No pensé que el azúcar me afectara tanto. Pensé que solo tenía problemas de concentración o lo que sea. Resulta que mi cerebro solo estaba funcionando con un sistema de combustible terrible. Si te sientes nublado o no puedes concentrarte la mayor parte del tiempo, tal vez intenta cortar el azúcar durante una semana. Ve si realmente es el problema. A mí me funcionó.