En mis 20 y 30, el alcohol era sinónimo de eventos sociales. Ahora me doy cuenta de que disfrutaba de su efecto cognitivo para mitigar los peores atributos del TDAH (tengo diagnóstico) y hacer que mi cerebro se sintiera semi normal. Una vez que aprendí a disfrutar de las cosas sociales sin alcohol, mi vida mejoró 100 veces.

Lo otro que funcionó fue pasar tiempo solo en la naturaleza escuchando mis pensamientos. Este simple acto de observar intencional y conscientemente mi mente, y construir un gestor mental que me haga consciente de cuando mi mente quiere hacer cosas neuróticas de TDAH, me ayudó a implementar prácticas mentales.

Fue un alivio saber que no era una persona rota con problemas emocionales extraños, solo un ser humano con TDAH, PTSD (despertares por terrores nocturnos) que estaba gestionando una vida estresante en una carrera de alta presión y alto riesgo, con niños pequeños, mientras intentaba romper la barrera de clase.

Tengo que agradecer a mi increíble cerebro (junto con un saludable resentimiento) por llevarme de vivir en mi coche y trabajar en una fábrica a los 20 años a ser socio en a16z a los 40, pero eso vino con caídas y espirales antes de que aprendiera a estabilizarme, no a medicarme con alcohol.